El crimen de Orcival de Émile Gaboriau
A la orilla del río, entre juncos y gladiolos, yacía el cadáver de una mujer. Su larga cabellera suelta se desparramaba entre las hierbas acuáticas; su vestido de seda gris estaba desgarrado y manchado de fango y sangre. La parte superior del cuerpo estaba sumergido en el agua, poco profunda, y el rostro hundido en el lodo.
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