Nunca serás inocente de Xavi Barroso
Una máquina no tiene derechos, solo un deber, producir. No posee la capacidad de quejarse ni de sentir, es una mera herramienta al servicio del hombre. Cuando una sociedad trata a sus trabajadores como si fueran máquinas está condenada al fracaso por una razón: en el corazón de todo oprimido se esconde un alma libre que espera su oportunidad para rebelarse.
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