¿Sufren las piedras?: Pequeño manual filosófico de Wolfram Eilenberger
Por eso cuando dos personas que entonces eran una persona-bola se cruzan, la mayoría de las veces se reconocen bastante deprisa, se acuerdan de los hermosos tiempos de antaño y vuelven a quererse, quieren estar juntas, no separarse ya más… y de vez en cuando rodar juntas por ahí.
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