Los Reconocimientos de William Gaddis
Las breves pinceladas de ansiedad y las bruscas pinceladas de detalle quebraban los fragmentos de expresión en la cara de él, y parecía incapaz de atrapar ninguno de ellos y fijarlo de modo congruente sobre aquella imagen de honradez original a la que tan desesperadamente se aferraba bajo la superficie, y en la segunda superficie, más confusa a cada instante con la sucesión de burlonas pinceladas de parodia que no podía controlar. Hubo un momento en que podría haber pensado, e incluso entendido; pero no tuvo tiempo para abarcarlo, y pasó de largo.
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