He Oído A Los Mares Gritar Mi Nombre de Víctor Conde
... A menos que aquel inocente pueblo fuera como el de la película Terciopelo Azul, un lugar idílico en la superfície pero más podrido que un cadáver con necrosis de cien años en cuanto se empezaba a escarbar. El sitio perfecto al que le gustaría venirse a vivir a David Lynch.
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