A fuerza de palabras de Vicente Leñero
Tal vez usted no lo comprenda porque no está acostumbrado a oír hablar de asuntos de conciencia tan íntimos que todos deberíamos olvidar. Pero no se olvidan, compréndalo. Los llevamos dentro, en la sangre, cosidos a la piel, untados como un barniz de mugre a nuestra cáscara.
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