Las especiales navidades de la condesa de Verónica Mengual
Desde que ha entrado Sarah, ella no ha tenido ojos para nadie más que para mí. De mismo modo que en el salón solo está ella. Fíjese. Está bailando con un duque. Thomas no es feo y es bastante simpático, pero su hija no puede evitar buscarme con la mirada a cada rato. Eso me da buena cuenta de que es mía.
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