Umrigar Thrity
Sera echaba de menos la sencilla rutina de decidir que ropa ponerse para ir a trabajar, la magnifica sensación de ser absorbida por la avalancha de oficinistas que salían de los trenes, la camaradería que generaba participar de los chistes y chismorreos que circulaban por la oficina, la satisfacción de hacer un trabajo que recibía las alabanzas del señor Madan. Hasta entonces, nunca había experimentado la asfixía, la opresión que ahora sentía.
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