Salvada de Tillie Cole
—¡Tus palabras son las falsas! ¡Míranos! Lo que el profeta David y los ancianos nos dijeron era cierto. Mira mi cara. —Se señaló los moratones e hizo una mueca al tocarse la mejilla hinchada—. Esto lo hizo un hombre que no pudo resistirse a mí. Un hombre que fue tentado y que me habría usado si no lo hubieran detenido. No puedo vivir así. Quiero ser libre, ¡quiero salvarme! Deseo la salvación. He visto suficientes pruebas de nuestra maldición en los hombres para saber que el profeta no mentía. No estoy corrompida, soy el mal, ¡igual que tú!
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