Balada de pájaros cantores y serpientes de Suzanne Collins
Un pájaro negro, un poco más grande que los charlajos, abrió de repente las alas y dejó al descubierto dos manchas de un blanco deslumbrante mientras alzaba el pico para cantar. Coriolanus estaba convencido de haber visto su primer sinsajo y lo odió al instante.
|