El silencio más noble de Susana López Pérez
No creía mucho en la amistad entre mujeres, y, aunque reconocía que Lucía era una mujer de gran valía, no pretendía traspasar la frontera que se había impuesto en sus relaciones con el vecindario. Opinaba que las confidencias fuera de las cuatro paredes de la propia casa nunca llevaban a nada bueno. Y todo se debía a que no se fiaba de sus congéneres, actitud lógica en alguien que pensaba que las mujeres hablan más de la cuenta y la mayoría tiene dos caras.
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