El silencio más noble de Susana López Pérez
En aquellos tiempos los males de la tristeza no se arreglaban con la psiquiatría, al menos no entre las clases humildes, y la depresión que sufrió Renata y que duró dos largos años la trataron sus padres a base de caldos calientes, tisanas de albahaca, toronjil y manzanilla, chocolate en el desayuno y colonia de lavanda en la ropa de cama. Aderezado todo ello con mucha paciencia.
|