La isla de los condenados de Stig Dagerman
Para el que está solo, la vida es en realidad absurda por completo y moriría, cuanto antes mejor, como usted ha dicho, de no ser por una cosa, si no tuviera una cosa por la que vivir, a saber, su soledad. Y es que esa es la única razón, para poder disfrutar de su soledad, opta pese a todo por quedarse aquí un tiempo y llevar a cabo todos esos absurdos que le exige la vida, un absurdo inconmensurable e informe, ese es el precio del billete a la soledad.
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