El libro está escrito con una extrema sencillez y rigor. El estilo se apoya melódicamente en un fondo de religiosidad y fatalismo propio de la época (Siglo XIX) y es tan ajustado y estricto como la mezcla de puritanismo y sentimientos en juego. Tiene también, por el lado romántico, un leve aroma a leyenda (...) Es un modelo de precisión y selección a la hora de contar tan secamente una historia conmovedora por sí misma.
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