Las hijas de la criada de Sonsoles Ónega
"Al otro lado del Atlántico, Clarita sopló sus velas sin tarta. Sólo ella se acordó de que era su cumpleaños. La Renata había perdido la cuenta de los días, los meses, los años, consumida en una locura que nunca podría explicar. Clara prendió la punta de siete astillas, las clavó en la tierra mojada y pidió un deseo: aprender leer y poder escribir."
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