Las hijas de la criada de Sonsoles Ónega
"Catalina ya había cumplido dos años. Andaba sola y corría que se las pelaba entre el polvo y la hojarasca de Diana. De pocas caricias, se limpiaba la mejilla con la mano cuando alguien le daba un beso y doña Inés no se quitaba de la cabeza los malos ratos que le había hecho pasar."
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