Solo una aventura de Simona Ahrnstedt
Dos hombres de mediana edad se encaminaban hacia ella gesticulando y hablando en voz alta, vestidos con pantalones de traje debajo de unos chaquetones de invierno llamativamente modernos. Continuaron su camino directos a ella. Ambra se hizo a un lado de la acera, pero ellos no se desviaron y siguieron ocupando todo el espacio, hasta que en un momento dado ella tuvo que bajarse a la calzada para evitar que la arrollaran. Se volvió y los miró. Ellos siguieron como si fueran los dueños de la acera y del mundo. Con actitud altanera, se alejaron riendo y dándose golpecitos en la espalda. Una vez leyó un estudio sobre ese fenómeno, que decía que las mujeres solían apartarse cuando se cruzaban con alguien. Se preguntó si esos hombres serían de los que, cegados por su propio comportamiento y autosuficiencia, bromeaban en Facebook acerca de que la gente debería comprometerse en cuestiones importantes en lugar de una imaginaria desigualdad
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