Silencio de Shusaku Endo
Algo distinto, aún más espantoso: el silencio de Dios (…) Esta tierra negra del Japón estalla de gemidos cristianos, corre la sangre roja de los misioneros y se van derrumbando las torres de las iglesias. Dios tiene delante a las víctimas de este horrible sacrificio inmoladas a él, y aún continúa en silencio.
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