La maldición del mar de Shea Ernshaw
Su belleza y su mala suerte pueden haber sido su propia maldición, entretejidas con la rudeza de un lugar como Sparrow, Oregón, donde el oro chorreaba de las montañas y el mar arrastraba barcos bajo el agua cuando la luna estaba llena y la marea, vengativa. La magia es engañosa, difícil de medir, de pesar y de dimensionar. |