Somos las hormigas de Shaun David Hutchinson
Al final, no fue su fe lo que hizo que no le contara la verdad. Tampoco su fragilidad. Fue la certeza de que todos estaríamos muertos en sesenta días. Fue que ninguna de nuestras elecciones importaba, que todo nuestro dolor y todo nuestro sufrimiento acabaría con el mundo y que nos librariamos de esas cargas. No habría recuerdos perdidos, ni bebe, ni trabajo de mierda, ni novio muerto. Tan solo la paz perfecta de la nada. Eso es en lo que creía yo.
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