Heredera de fuego. Trono de Cristal III de Sarah J. Maas
-Pero tal vez (…) -Tal vez podríamos encontrar juntos el camino de regreso. No se disculparía por lo de ese día ni por lo del anterior ni por nada. Y ella no se lo pediría, no ahora que entendía que en la semanas que ya lo había estado observando había estado haciendo algo similar a verse en un espejo. Con razón lo había odiado. -Creo -dijo ella apenas más alto que un murmullo - que eso me gustaría mucho. Rowan extendió una mano. -Juntos entonces. Ella estudió la palma llena de cicatrices y callos, luego el rostro tatuado, lleno de una esperanza sombría. Alguien que podía, que entendía lo que era estar lisiado en el núcleo mismo del alma, alguien que iba subiendo centímetro centímetro para salir de ese abismo. Tal vez nunca lograría salir de ahí, tal vez nunca volverían a estar completos, pero… -Juntos -dijo ella, y tomó su mano estirada. Y en algún lugar muy dentro y muy lejos, en su interior, una brasa empezó a brillar. |