Nadadores lentos de Santiago Loza
Mirar para escribir. Escribir lo que no se puede decir, el deseo y la fatiga. Escribir para estar acompañado en soledad. Es un espacio posible donde habito cada tanto. Escribo en períodos cortos, cada vez más cortos, escribo en las interrupciones de la vida externa. Cuando miro sin ser parte, cuando me repliego, escribo mentalmente. Mi memoria suprime o reelabora esa escritura mental. A veces persiste y otras veces se evapora. Pocas veces llega a fijarse en escritura material. Pero es la materia de la que está hecha la escritura posterior. La escritura mental son los cimientos. Las palabras que mastican los pensamientos. Esa caótica impureza en el pensar, el revoltijo emocional. |