Lord Prohibido de Sabrina Jeffries
—Muchas gracias por una velada tan encantadora, lord Blackmore. Nunca la olvidaré. «Ni yo tampoco», pensó él mientras la veía avanzar por los jardines con paso presto y con una gracia innata en sus movimientos, como si tuviera prisa por alejarse de él, para perderse entre las sombras de la noche como Cenicienta después del baile. Salvo por una horrorosa diferencia. Ella lo había dejado sin siquiera un zapatito de cristal con el que poder evocarla. Y no habría más ocasiones futuras para reunirse con ella. No, no tenían futuro. |