Grimorio escarlata de Rodrigo Nocove
Cada vez se filtraba menos luz del sol por entre las ramas, entrelazadas como un nido de serpiente entre un follaje cada vez más espeso. Pero a Rósalin no le importaba nada de eso porque un fulgurante ardor en el pecho, de frenéticas palpitaciones, la impulsaba a lanzarse sin mente a la aventura.
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