La ruta de los huesos de Roberto Corral Moro
La vejez, hijo mío, solo tiene una cosa buena -me comentó una tarde de domingo mientras le acompañaba en una de sus paseos-, te ayuda a Alex apropiarte de todo lo banal y fútil, y te ofrece la oportunidad de apreciar lo verdaderamente esencial de la vida. Te acerca a la más absoluta sencillez y hace que una simple larga meada -dijo sonriente- se pueda convertir, cómo por arte de magia en el mejor momento de la semana.
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