Mi tío Oswald de Roald Dahl
De repente me dijo con voz asfixiada y algo mojigata 'Señora, desearía que se quitara la ropa'. -¡Oh, majestad! -Exclamé, poniéndome las manos en el pecho - ¡Qué decís!' -Desnúdese -dijo él, tragando saliva. -¿Qué ocurrió luego? -Esta gente de la realeza es muy extraña. Conocen algunos trucos que nosotros, ordinarios mortales, ignoramos. |