España pagana de Richard Wright
Sin embargo, pronto descubrí, y para mi propia consternación, que llamar a las cosas por su nombre en el ámbito de la realidad española, un ámbito cargado de pasión y en el que abundan las arenas movedizas de la subjetividad, no era tarea fácil. Aceptar los supuestos idiotas de la Falange española, por supuesto, no era posible, es decir, no lo era si uno aceptaba vivir en un mundo mínimamente racional.
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