Evocación de Pilar de Valderrama
Evocación Aquel café de barrio, destartalado y frío, testigo silencioso de nuestras confidencias, extremo de rigores, conjunto de inclemencias, que sólo caldeaban tu corazón y el mío. Viejo café de barrio, adonde yo acudía, donde tú me esperabas con el alma impaciente, y cada vez, al verme, coronaba tu frente con un halo de luz la fugaz alegría. |