Capital del dolor de Paul Éluard
La curva de tus ojos da la vuelta a mi corazón. Una ronda de danza y de dulzura, aureola del tiempo, nocturna y segura cuna y si ya no sé todo lo que he vivido es que tus ojos no me vieron siempre. Hojas de día y espuma de rocío, cañaveral del viento, sonrisas perfumadas, alas cubriendo el mundo de luz, barcos cargados con el cielo y con el mar, cazadores de los ruidos, fuentes de los colores. Perfumes nacidos de un enjambre de auroras que yace siempre sobre el heno de los astros, como el día depende de la inocencia, el mundo entero depende de tus ojos puros y toda mi sangre fluye en sus miradas. |