La lluvia en tu habitación de Paola Predicatori
La cama ahora es una barca y nuestra ropa se aleja a la deriva. El mar que nos mece es negro y denso, esconde los cuerpos y las caras. Hacemos el amor como dos desconocidos que no volverán a verse, como dos sombras que se han separado de la oscuridad para encontrarse en este lecho. Al final permanecemos abrazados largamente, y mientras me adormezco Gabriele me dice: «Ese día te esperé». |