El último hombre blanco de Nuria Labari
Hablar no es mirar a los ojos a la hora del desayuno y pedir al otro que abra su corazón. Los corazones son como las flores: pasan cerrados la mayor parte de su vida.
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El último hombre blanco de Nuria Labari
Hablar no es mirar a los ojos a la hora del desayuno y pedir al otro que abra su corazón. Los corazones son como las flores: pasan cerrados la mayor parte de su vida.
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