Tres capas, máxima suavidad de Nieves Hidalgo
(…) la sangre se le espesa cada vez que la mira, siente que es su alma gemela. Algo muy dentro de él le dice que no se equivoca. Nunca ha sido un hombre romántico, jamás ha creído en el tan cacareado flechazo del que hablan muchos; el cariño, y después el amor, crecen y se consolidan con la convivencia, con la confianza, no surgen así, de sopetón. Al menos eso creía hasta que ha conocido a Elaia.
|