Cenizas de Nicolás Díez
Creo que cuando nadamos nos reencontramos en el re. cuerdo de una inmensidad de la que provenimos, y por eso somos menos desdichados en el mar que en la tierra. Nuestro lenguaje desaparece y solo permanece el sonido seco de la respiración, la reverberación del océano en nuestros timpa. nos y el ritmo acompasado de las brazadas.
|