Expediente Flisflisher de Nekane Flisflisher
Su misión era muy simple: el gobierno no podía acusar directamente a todo un pueblo de herejía, juzgarlos a todos sus habitantes y ejecutarlos en la horca. Aquello podía provocar una revuelta y, con el tiempo, resultaría contraproducente. Necesitaban una pequeña chispa que, con los rumores y las leyendas, acabara desatando un fiero incendio.
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