La intrusa. Retrato íntimo de Gala Dalí de Monika Zgustova
Y es que solo ella conocía el gran esfuerzo que el pintor había de desplegar; él que no soportaba estar entre mucha gente y menos si se trataba de personas desconocidas, que quedaba bañado en sudor cada vez que tenía que cruzar la calle solo, que en el cine solo podía sentarse al final de la última fila para poder salir corriendo en cualquier momento y cuya timidez enfermiza le impedía hablar en público.
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