Milan Kundera
Podemos reírnos de la inmadurez del poeta, pero también tenemos que asombrarnos: en sus palabras queda prendida una gota que resbala del corazón e infunde al verso la luz de la belleza. El poeta lírico dibuja en sus poemas su autorretrato; pero como ningún retrato es totalmente fiel, podemos decir que retoca su cara con sus poemas. Sí, se la retoca, porque sufre por la indeterminación de sus propios rasgos; se encuentra borroso, inexpresivo, indefinido; desea la forma de sí mismo; pretende que el revelador fotográfico de los poemas dé a sus rasgos un perfil firme y determinado.
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