El lugar de la quietud de Miguel Rivera Dorado
- Nadie sabía hasta ahora que en la inscripción del colgante de jade, cuya foto llevaban los traficantes de antigüedades, constaban dos nombres - empezó a decir con muchas dudas - Uno era el de Bolnak. Yo había tomado el otro por un epíteto real del que no existía traducción, o algo parecido, pero una noche de insomnio dándole vueltas al asunto, pensé que podía tratarse de otra persona. - ¡Una mujer! - dijo entusiasmada Carlota |