La enfermera del puerto de Melanie Metzenthin
Y, a diferencia de antes, ahora le faltaba ese valor incondicional para defender, sin tener en cuenta las consecuencias, lo que a sus ojos era justo. Al fin y al cabo, tenía que pensar en el futuro de sus hijos. Claro que, por otra parte, ¿qué era lo mejor para sus hijos? ¿Darles ejemplo de que, en cualquier circunstancia, había que obrar con arreglo a los propios valores, aunque se corra el riesgo de ser detenido como enemigo del Estado, y dejarlos así a merced de la miseria económica? ¿O era preferible una sensata ponderación de los hechos?
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