La larga espera del ángel: 769 de Melania G. Mazzucco
Yo no voy a convertirme en la criada de nadie. Nunca seré un horno para fabricar niños. No tengo nada, ni propiedades, ni rentas, ni siquiera un hombre, no tengo nada más que mi cuerpo - mis ojos, mis labios, mis manos-, pero eso lo poseo, y también los deseos que lo habitan. Es todo lo que tengo.
|