Un futuro anterior de Mauro Libertella
"Fueron años interesantes. Ya no éramos adolescentes pero no nos sentíamos adultos, y en esa especie de vacío todo estaba más o menos permitido. ¿Salir hasta las cinco de la mañana un día de semana cualquiera? Claro, por qué no. ¿Cambiar de pareja, cambiar de carrera, cambiar de casa? Desde luego. Era la época previa a los grandes arraigos (la convivencia, los hijos, el trabajo en relación de dependencia) y esa volatilidad, que en otro momento puede ser la causa de terribles angustias, a los veintitrés años era un cheque en blanco que, si usábamos con un mínimo criterio, luego nadie nos cobraría." (Pág.21).
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