La caricia del alba de Mary Shepherd
(…) Se acercó, al principio Lynae lo miró asustada, pero cuando llegó a su lado y le acarició la mejilla con un dedo, le sonrió y su mundo se puso patas arriba, ¿qué clase de poder tenía sobre él? ¡Solo había sido una maldita sonrisa! Solo eso y se sentía fuerte y, al mismo tiempo, débil.
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