Mathilda de Mary Shelley
¿No es extraño que la aflicción siguiera tan pronto a una felicidad tan divina? Bebí de una copa encantada pero había hiel en el fondo de su prolongada dulzura. Mi corazón rebosaba de cariño profundo, pero se sentía tranquilo con su profundidad y plenitud. No tenía la menor idea de que el sufrimiento pudiera surgir del amor, y esa lección que todos en definitiva deben aprender la descubrí de un modo que pocos se ven obligados a aceptar.
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