El secreto de lady Audley de Mary Elizabeth Braddon
- No he leído a Dumas y Wilkie Collins en vano - murmuró - Conozco todos sus trucos : entrar sigilosamente por las puertas detrás de alguien, aplastar sus pálidos rostros contra los cristales de las ventanas y desorbitar los ojos en la penumbra. Resulta extraño que los viejos amigos que nunca hicieron nada malo en vida, sean capaces de maldad alguna al convertirse en fantasmas.
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