Los nombres propios de Marta Jiménez Serrano
Tienes que ser tú –¿no lo ves?– el centro en torno al que gire todo, el coche, la carretera, la ciudad, el mundo entero. El centro que genere el movimiento. Ser la peonza que un niño lanza para después retirarse y mirarla a una distancia prudencial dejándoles el espacio que necesita para moverse disfrutándola sin intervenir. Girar es el único modo de no caerse. Ser la pella que el alfarero presiona para centrar en el torno, y solo al sellarla en el centro es capaz con sus manos de moldear el barro, manchándose hasta el codo. Girar es el único modo que tiene de formarse. Ser el tiovivo eufórico, borroso, luminoso, cuyo sentido está en el giro circular de sus caballitos de colores. Girar eses la única alegría que conoce. No hay nada más triste que un tiovivo parado. Nada quieto tiene sentido alguno. Para seguir centrado hay que moverse. Para moverse hay que cambiar de idea.
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