Poemas de amor y muerte en la Antología Palatina de Marta González González
Tengo una herida de amor; manda la herida sangre que es llanto, y nunca se seca la llaga. Es el mío mal sin remedio, y ni Macaón aplicarme puede el bálsamo mitigador que preciso. Télefo soy yo, muchacha, sé tú el leal Aquiles: mi pasión calma con tu belleza, pues con ella me heriste. |