La felicidad de correr cuesta arriba de Mark T. James
Tendido en la hierba sentía la respiración y los latidos del corazón, los míos y los de Black, un perro que había encontrado por casualidad y del que ahora no podría prescindir. No era mío, pero era mi compañero en aquello que tenía toda la pinta de ser el inicio de mi nueva vida.
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