Nos encontramos en este libro con uno de esos preciados casos en que la obra esconde mucho más de lo que pudiera parecer; especialmente dentro de un argumento que, en primer término, se nos antojaría de ciencia ficción. Según nos adentramos en sus páginas, nos damos cuenta de que éste no es sino el marco que Mario Blasco Rof ha creado para mandarnos un mensaje muy claro a toda la especie humana. de esta manera, nos introduce en un contexto en que seguimos a varios de los trabajadores de la ficticia central nuclear de Poniente, personas que viven sus rutinas sin sospechar que una civilización extraterreste ha convertido a la humanidad en su particular pasatiempo a través de una tecnología llamada “la conexión”. Reconozco que me ha llamado la atención descubrir una trama que parece desarrollarse a tres escalas. En primer lugar, todo lo que acontece en la central nuclear, presentándonos a los protagonistas (especialmente Óscar y Valle) con sus mordaces e ingeniosos diálogos y que también pone de relieve los defectos de una sociedad en la que prima el beneficio personal. En segundo término, la historia de superación de Óscar, un hilo de autorredención y superación personal. Y, finalmente, la trama alienígena como marco contextual de toda la historia. El autor nos traslada una crítica muy certera hacia las centrales nucleares, pero también hacia las esferas de poder. Todo ello lo realiza con mucho gusto y un humor muy particular presente incluso en los momentos de mayor tensión. Por otra parte, y de forma mucho más directa, pone de manifiesto todos los defectos de una especie que no cuida el mundo que habita. El recurso de plantearlo desde la alteridad que suponen los extraterrestres (con una civilización magistralmente desarrollada por parte del escritor) es verdaderamente efectista. No obstante, también incluye un inesperado giro que descubre las limitaciones de incluso la más racional de las civilizaciones. Pudiera parecer que, después de una historia que se cuece a fuego medio para llevarnos al punto de ebullición casi sin darnos cuenta y, entonces, dejarnos sin palabras, el final es un tanto abrupto. No obstante, considero que no deja de ser otro recurso del autor para crear más impacto y hacernos llegar así un mensaje que no debiera pasar inadvertido. + Leer más |