La borra del café de Mario Benedetti
De modo que cuando volví a ella y le narré asimismo cuánto había pesado Rita en mis vacilaciones y le dije que me quedaba definitivamente con ella, el hecho de que eligiéramos, ella a mi, yo a ella, cada uno a solas y en libertad, significó un pacto espontáneo, sin papeles ni testigos y cuando por fin nos abrazamos, por primera vez más acá y más allá del tango que nos había juntado, sabíamos que esto iba a ser perdurable, es decir todo lo perdurable que dure lo transitorio
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