Este libro que recibí gracias a Masa Crítica constituye toda una grata sorpresa en cuanto a lo que se refiere a literatura infantil. Ante todo cabe destacar que su formato es realmente llamativo, con una preciosa edición en tapa dura brillantemente ilustrada por Mª Jesús Santos Heredero. El cuento forma parte de una colección dedicada a fomentar el buen trato de la infancia, de modo que cada libro tocará un tema de especial sensibilidad para la época actual. En el que nos ocupa se trata de prevenir los usos inadecuados y el abuso de las TIC. Es especialmente acertado el hecho de que todas las páginas se encuentren ilustradas a color y cada dos páginas se presenta una pregunta para que el niño pueda interactuar con la historia (de este modo es perfectamente adecuado tanto para ser leído por él mismo, como para que sean los padres quienes se lo narren), así como unas láminas al final del cuento para que se puedan ilustrar las respuestas a estas preguntas con dibujos y también con las pegatinas que igualmente incluye la obra. La historia es breve pero concisa y bien resuelta. Lola es la mediana de tres hermanos (Lucas de 12 y Lía de 2) que está muy preocupada debido a que ambos prestan demasiada atención al ordenador y tableta respectivamente, sin apenas relacionarse con la familia ni amigos. Lola es una niña a la que le gusta jugar con sus amigos en el exterior, hablar y hacer planes, de modo que plantea su preocupación a sus padres quienes dialogan de manera constructiva con sus hijos para encontrar una solución al problema. El escritor José Antonio Luengo Latorre consigue que, con pocas palabras, nos sintamos de una manera u otra, identificados con las situaciones que se dan en el libro y que tan claramente exponen la problemática actual del excesivo uso de las tecnologías ya desde la infancia. Además de ello, me parece un gran acierto que el cuento incluya un apéndice dedicado a los padres para que comprendan mejor cuál es la verdadera magnitud del problema, las consecuencias que puede acarrear y las situaciones que está provocando en medios como el colegio o grupo de amigos, que pueden escapar a su mirada. Igualmente cuenta la obra con una serie de pautas para tratar de poner remedio a algunas de estas situaciones de manera constructiva. En este sentido, la solución a la que se llega en la familia de Lola nace en todo momento del diálogo y de un contexto en el que los propios padres reconocen no estar en posesión de la verdad absoluta y tener que predicar con el ejemplo. Se comprende de esta manera mucho mejor que este tipo de casuística no debe ser abordada desde la intransigencia y el castigo sino desde un compromiso tomado por toda la familia a la hora de estimular nuevas maneras de ocio. Para concluir debo señalar lo pertinente que me parece a día de hoy que existan libros dedicados a este tema para prevenir situaciones incluso mucho más graves que las que aparecen en el libro (no olvidemos que está dedicado a que lo lean los niños de modo que situaciones de tipo más violento o explícito están fuera de lugar aquí). Además de ello, considero que una de las mayores consecuencias que derivan de este abuso de las tecnologías es la ausencia de creatividad o imaginación que precisamente desarrolla el infante a través del juego puramente analógico. Si bien es cierto que se puede echar en cierto modo de menos que se mencionen algunas de las ventajas que sí reportan las TIC, también es verdad que quizás este sea un tema sobreentendido hoy en día y la historia es breve y cuenta únicamente el dilema que le surge a Lola con la familia. Es esperable que todas esas ventajas ya las conozca el niño a través de la familia, colegio y, en definitiva, del día a día. En cualquier caso, es innegable que el formato del libro es totalmente efectivo y cada uno de los títulos que incluye la colección (recogidos al final del mismo) están magistralmente actualizados a las nuevas casuísticas de la sociedad actual. + Leer más |