Ormond de Maria Edgeworth
La mayoría de los héroes son perfectos por naturaleza, o al menos eso es lo que nos hacen creer sus biógrafos o panegiristas. El nuestro, en cambio, está muy lejos de ese colectivo privilegiado. Los lectores de esta historia no corren el peligro de que los aburra nada más empezar con una lista de sus méritos y logros; tampoco los impresionaré ni los desalentaré con una exhibición de virtudes muy por encima de la humanidad y que nadie puede aspirar a imitar. Más bien al contrario, la mayoría de la gente se sentirá reconfortada y bendecida con la reflexión de que nunca fueron tan insensatos ni tan infames como Harry Ormond.
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